La noticia sobre su fallecimiento no causó sorpresa pues se sabía que su salud declinaba afectada además por pérdidas familiares irreparables. Pero la muerte de Ramsey Clark es fuente de dolor y sufrimiento para muchos en muchas partes del mundo.
Su trayectoria desde la década de los Sesenta del pasado siglo es de admirable integridad personal y de fidelidad a los principios que lo convierten en una de las personalidades más respetadas del movimiento progresista norteamericano.
Fiscal General de Estados Unidos durante la Administración de Lyndon B. Johnson fue pieza clave en la aprobación y aplicación de la Ley de Derechos Civiles paso decisivo para eliminar la discriminación contra los afroamericanos en materia electoral. Acompañó a Johnson también en sus medidas para asegurar servicios de salud asequibles para todos. Ambos temas fueron banderas que los “liberales” levantaron pero con manos cada vez más vacilantes mientras que su eliminación se ha convertido en prioridad para Trump y sus seguidores.
Ramsey por su lado se convirtió en punto de referencia para quienes no abandonaron los ideales de libertad y verdadera democracia.
Se opuso a la guerra contra el pueblo vietnamita al punto de que el Presidente lo excluyó del Consejo de Seguridad Nacional pese a que su participación en esa instancia se derivaba del alto carga que desempeñaba.
Fuera ya del Gobierno Ramsey libró una batalla incansable para detener esa agresión que generó la movilización creciente no sólo en su país sino en todo el mundo y en cuyo despliegue él contribuyó como pocos. No sólo con discursos y declaraciones. De especial significación fue su presencia física, personal, en la tierra vietnamita violando abiertamente la prohibición oficial de Washington.
Tenía una capacidad de trabajo excepcional y entregar solidaridad fue para él una misión a la que se dio por entero. Ninguna causa le fue ajena.
Es grande la deuda que con él tenemos los cubanos. Nuestra causa fue también la suya. Su voz se alzó una y otra vez para denunciar el bloqueo y la guerra que el Imperio nos hace en todos los terrenos.
Fue decisiva su participación en la campaña para liberar a Elián González y en la dura, compleja y prolongada brega para la liberación de nuestros Cinco Héroes. Personalmente mientras viva le agradeceré su ayuda y desde el fondo de mi corazón le digo Gracias por todo querido amigo, hermano, compañero.
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