Viernes, Mayo 03, 2024

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Alejandro Torres Rivera

En ocasión del 69 Aniversario de la derrota nazi en Stalingrado

 

4 de febrero de 2022

El 2 de febrero se cumplieron 79 años de la capitulación nazi durante la Segunda Guerra Mundial en Stalingrado. La batalla por la ciudad y sus suburbios se desarrolló entre el 23 de agosto de 1942 y el 2 de febrero de 1943. En el período, se estima en términos generales en más de dos millones de personas sus víctimas fatales. Se considera, además, que la batalla ha sido la más sangrienta en la historia de la humanidad.

En momentos en que se discute a escala global un posible escenario de guerra entre la Federación Rusa y Ucrania, los sucesos acaecidos en el marco de la Segunda Guerra Mundial, que enfrentaron a la Unión Soviética y el pueblo ruso en la defensa de su soberanía frente a las potencias europeas, vale la pena recordarlos.


 

La victoria del Ejército Rojo de la Unión Soviética sobre las tropas nazis, apoyadas por tropas italianas, húngaras, rumanas, croatas, e incluso, por una división de voluntarios españoles, conocida como la 250 División Española de Voluntarios (División Azul), integrada por alrededor de 45  mil efectivos, representó el comienzo del fin de predominio nazi en Europa, el cual se materializaría más adelante el 2 de mayo de 1945 con la derrota de Alemania en el frente europeo.

La ofensiva nazi sobre Stalingrado dio comienzo el verano de 1942 con el nombre de Operación Azul, o Fall Blue. Su objetivo inmediato era la captura de los campos petrolíferos ubicados en la región del Cáucaso. El comandante en jefe de las tropas nazis fue el general Friedrich Paulus, ascendido poco antes de la caída de Stalingrado en manos soviéticas al rango de Mariscal.

Los combates se inician, por el ejército alemán, con una participación de 275 mil tropas de combate; mientras por el Ejército Rojo, en aquel momento, integrado por 187 mil efectivos. Las tropas alemanas fueron respaldadas por 3 mil piezas de artillería, 500 carros de combate y entre 600 y 1600 aviones; mientras las tropas soviéticas contaron con el apoyo de 2,200 piezas de artillería, 400 carros de combate y 300 aviones. Esta suma de efectivos militares, sin embargo, se torna poca cuando, luego de la contraofensiva soviética, el número de combatientes por ambas partes asciende, en el caso de Alemania y sus aliados a 1,040,000 efectivos y por la parte soviética a 2,500,000 soldados.

Las bajas fueron horripilantes. Existen distintos datos sobre el tema. Algunas estudiosos indican la cifra de 246,269 alemanes muertos; 108,890 prisioneros de guerra; 158,854 fallecidos, heridos o desaparecidos rumanos; 143,000 muertos heridos o desaparecidos húngaros; 114,520 muertos, heridos o desaparecidos italianos; y 52,000 soviéticos desertores que se sumaron a los invasores nazi como soldadod, conocidos por el nombre de Hiwis. En total  se produjeron 849,533 bajas.

Por el lado soviético, se estima también el número de muertos, heridos o desaparecidos ascendió, entre soldados y civiles, a un total de 1,429,619 bajas.

La invasión de Alemania a la Unión Soviética se denominó “Operación Barbarroja” (Unternehmen Barbarossa). Comenzó el 22 de junio de 1941 a pesar de que desde el 23 de agosto de 1939 Alemania y la Unión Soviética habían suscrito un acuerdo de no agresión recíproca conocido como Pacto Ribbentrop-Molotov. El fin último de la “Operación Barbarroja” era convertir toda la zona al oeste de las montañas Urales en territorio alemán bajo el nombre de Germania, sometiendo la población eslava a la categoría de ciudadanos de segunda o tercera clase y promover el exterminio de la población judía.

Hasta la fecha de la invasión alemana a la Unión Soviética, la Segunda Guerra Mundial había discurrido mayormente en Europa y el norte de África. En Asia, ya Japón había entrado en guerra contra China, y los Estados Unidos. Se libraban también en esta región combates en las colonias y posesiones británicas, francesas y estadounidenses.

Los planes de la invasión alemana a la Unión Soviética quedaron plasmados en la famosa “Directiva Fundamental 41”. Su propósito era conquistar las cuencas de los ríos Don y el Volga; la destrucción de las industrias más importantes alrededor del Stalingrado, incluyendo su sistema de ferrocarriles y medios de navegación pluvial; como también, según indicáramos antes, controlar los pozos petroleros de los cuales Alemania carecía, ubicados en la región del Cáucaso.

La batalla de Stalingrado, sin embargo, en la medida en que se profundizaron los combates, adquirió un significado simbólico para ambas partes contendoras. Por un lado, para Alemania significaba un elemento clave en el fortalecimiento de la moral de combate de sus tropas, al llevar la ciudad el nombre de José Stalin; para los soviéticos, precisamente era la defensa de la ciudad que evocaba el nombre de su principal dirigente. Quizás por ello, la naturaleza de los combates llevados a cabo fue tan recia. En el proceso de la lucha, ambas partes destituyeron de sus puestos de dirección, en varias ocasiones, a oficiales a cargo de distintas divisiones o en posiciones de alta jerarquía militar.

En la conducción de la batalla, en distintas ocasiones desde Berlín  se modificaron los planes de desarrollo de los enfrentamientos en una dirección contraria a la que sugerían los mandos militares ubicados en la zona de conflicto. Es decir, contrario a recomendaciones del alto mando militar alemán en Stalingrado, las decisiones operacionales de la campaña militar se tomaban directamente por Adolfo Hitler desde sus cuarteles generales en Alemania.

El discurso del bando alemán y el soviético coincidían en un mismo punto de vista. Mientras Hitler rechazaba cualquier esfuerzo de retirada de sus tropas alrededor de Stalingrado; las defensas soviéticas en torno a la ciudad, insistían en no ceder ante el avance alemán bajo la consigna “ni un paso atrás”.

En el caso soviético, se prohibió inicialmente la evacuación de la población civil, salvo aquellos trabajadores especializados necesarios en la retaguardia en la producción de armamento. De quienes permanecieron en Stalingrado, gran parte se integraron al cuerpo de milicias en la resistencia del pueblo soviético al invasor. Más tarde, ante el avance alemán, se permitiría la evacuación de civiles que estuvieran en condiciones de combatir.

Las estructuras de Stalingrado fueron básicamente destruidas como resultado de continuos bombardeos aéreos, que de manera simultánea combinaban la participación de cientos de aviones lanzando toneladas de explosivos y fuego de artillería y tanques, con la secuela de decenas de miles de bajas civiles y militares. Miles de ciudadanos mal vivían en sótanos desde los cuales también combatían a las tropas alemanas. Los incesantes combates se generalizaron casa por casa, y en ocasiones, entre pisos de edificios parcialmente destruidos.

La importancia que le atribuía la Unión Soviética a la defensa de Stalingrado se muestra en la designación del Mariscal Gueorgui Konstantinovich Zhúkov, veterano combatiente bolchevique y destacado comandante en el frente de guerra contra Japón el 29 de agosto a la dirección de las operaciones militares en la batalla. Entonces Zhúvov había sido nombrado Vicecomandante en Jefe, el segundo después del propio José Stalin. En la batalla de Stalingrado se distinguió, además, el general Vasili Chuikov quien dirigió el 62 Ejército soviético.

Entre los combatientes que murieron en la defensa de la ciudad se encontraba el teniente Rubén Ruiz Ibárruri, refugiado español residente en la Unión Soviética, hijo de la legendaria militante comunista durante la Guerra Civil española, Dolores Ibárruri, “La Pasionaria”.

Como parte de la táctica de combate de los alemanes se encontraba la utilización conjunta de infantería, zapadores, artillería y bombardeo aéreo por parte de aviones caza y bombarderos. En el caso soviético,  se utilizaba la infiltración de infantería cerca a los reductos de tropas alemanas de manera que fueran inoperantes los ataques aéreos y de artillería ante la eventualidad de que las propias batería alemanas descargaran el bombardeo sobre sus propios reductos. Se indica que bajo tales condiciones, fue generalizada la lucha de los combatientes casa a casa, con armas livianas, ametralladoras, cuchillos y bayonetas. Los soviéticos recurrieron también al uso generalizado de francotiradores, hombres y mujeres, dentro de los cuales destaca Vasily Grigorievich Zaitsev, personaje en torno al cual fue filmada la película estadounidense Enemy at the Gates.

Durante los combates, los muertos de cada parte se sumaban diariamente por miles; en el caso de la Unión Soviética llegó a calcularse 300 muertos por hora.

A la altura del 31 de octubre, poco antes de la nieve del invierno comenzar a arropar la ciudad, la ofensiva alemana había logrado capturar el 80% de Stalingrado. El 2 de noviembre el alto mando soviético conocido por las siglas de STAVKA completó los planes para lanzar una contraofensiva denominada con el nombre clave de “Operación Urano”. El 11 de noviembre los alemanes responden con la suya logrando capturar el 90% de la ciudad. Sin embargo, con las reservas de tropas que continuaban nutriendo el frente soviético, otra contraofensiva fue lanzada al oeste y sur de la ciudad el 19 de noviembre. En ella emplearon más de 3,500 piezas de artillería y tanques. Más de un cuarto de millón de tropas alemanas del 6 Ejército  al mando del Mariscal cuyo nombre completo era Friedrich Wilhelm Ernst Paulus y varias decenas de miles de soldados de unidades auxiliares quedaron cercados por el Ejército Rojo. Es entonces que Paulus envía a Hitler el telegrama en el cual le indica:

“Mi Führer: se nos agotan las municiones y el combustible. Abastecimiento suficiente y oportuno es imposible. En estas circunstancias, solicito plena libertad de acción. Paulus.”

Se indica que Benito Mussolini en aquellas circunstancias aconseja Hitler un cese de las acciones militares de Alemania contra la Unión Soviética, pedido que Hitler rechazó. Sin municiones, comida, suministros, soldados alemanes moría diariamente de frío y hambre.

A partir de enero de 1943 varios esfuerzos fueron llevados a cabo por el Ejército Rojo procurando la rendición de las tropas al mando de Paulus, el primero en los días iniciales de dicho mes. Los esfuerzos fueron rechazados. Una nueva ofensiva militar  soviética se desarrolló a partir del 10 de enero de 1943 bajo el nombre clave de “Operación Anillo”, esta vez participando en la etapa inicial 7 mil cañones, morteros y lanzacohetes Katyusca. A pesar de la barrida que representó su impacto sobre las defensas alemanas, las órdenes emitidas desde Alemania por Hitler prohibían la capitulación. Una vez más, el general Paulus recibió de la parte soviética una oferta de rendición, sin embargo, Paulus optó por intentar romper el cerco sobre sus tropas.

Se menciona que bajo las anteriores circunstancias, el 30 de enero de 1943, Hitler ascendió de rango a Paulus confiriéndole del grado de Mariscal de Campo, no sin haber comentado antes que en la historia de la guerra desarrollada por Alemania, “ningún Mariscal de campo había aceptado caer prisionero.” Significaba con ello un menaje subliminal a Paulus que su opción era recurrir al suicidio antes de dejarse capturar. Se indica también que la reacción de Paulus fue decir: “No tengo intenciones de dispararme por este cabo bohemio”.

El día 31 de enero, a las 5:45 de la mañana el Mariscal Paulus se rendía ante el Ejército Rojo. Se indica que alrededor de 11 mil soldados alemanes desacataron la rendición y continuaron peleando hasta que a principios de mes de marzo fueron barridos sus últimos reductos de resistencia en los sótanos y túneles de lo que fue la ciudad de Stalingrado. Al final de la batalla, más de 400 mil soldados alemanes habrían perdido la vida en Stalingrado.

Según otros cálculos, si se incluye a todas las fuerzas alemanas que pelearon en el Volga y el Don, murieron, desaparecieron y fueron heridos 747 mil soldados alemanes y fueron capturados otros 102 mil. Por su parte, del lado soviético se indica la muerte de 1,130,000 soldados (incluyendo soldados fallecidos en cautiverio, muertos en combate, heridos tras ser evacuados, desaparecidos o capturados) junto a más de 300 mil civiles.

De las decenas de miles de soldados alemanes capturados tras la derrota en Stalingrado, se estima que 40 mil fallecieron camino a los campamentos de prisioneros de guerra en localidades soviéticas como Lunovo, Suzdal, Krasnogorsk, Yelabuga, Bekedal, Usman, Astrakán, Basinovski, Oranki y Karaganda.  De ellos regresaron a su país de origen a mediados de la década de 1950 apenas cinco mil. Entre los sobrevivientes del cautiverio se encontraba el Mariscal Paulus quien regresó a Alemania en 1952, pasando a residir en la zona ocupada por la Unión Soviética y luego en República Democrática Alemana, donde falleció en la ciudad de Dresde el 1 de febrero de 1957.

En momentos en que la OTAN y los países que conforman la misma juegan a la posibilidad de una guerra que involucre la seguridad de la Federación Rusa, aquel espíritu de resistencia y combatividad del Ejército Rojo debe recordarse. Un conflicto desde Ucrania con Rusia puede ser muy costoso para quienes pretendan jugar con fuego.



 

LA VISITA DEL REY FELIPE VI A PUERTO RICO: a los quinientos años de la fundación de la ciudad capital, San Juan

28 de enero de 2022

 

En los pasados días Puerto Rico recibió, por invitación del gobierno colonial del país y del alcalde de la ciudad capital, San Juan, la visita del monarca español, el Rey Felipe VI. Le acompañó durante su estadía una delegación comercial  integrada por representantes del gobierno español que hoy encabeza el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). La contraparte en Puerto Rico, la conformaron representantes del gobierno afiliados al Partido Nuevo Progresista, partido que controla el Poder Ejecutivo y promueve la anexión de Puerto Rico a los Estados Unidos.  Como era de esperarse, mientras a nivel gubernamental se desarrollaron diversas reuniones, cenas, recorridos por las calles del Viejo San Juan y encuentros; a nivel popular, hubo también manifestaciones de repudio a la visita, posiblemente la más impactante, el derribo de la estatua del conquistador Juan Ponce de León del pedestal en que se encontraba ubicada en la plaza San José del viejo San Juan.

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EL CASO COLONIAL DE LAS ISLAS MALVINAS, SU RECLAMO SOBERANO POR ARGENTINA: ante el reclamo de diálogo de varios expresidentes de gobierno del Estado español

 

21 de enero de de 2022

En días recientes, el periódico digital argentino La Nación, publica un artículo bajo el el título Malvinas: cuatro expresidentes españoles exhortaron a Reino Unido a que dialogue con la Argentina. Indica la noticia que Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, dos expresidentes de gobierno bajo el Partido Socialdemócrata Obrero Español (PSOE) y dos expresidentes de gobierno bajo el Partido Popular (PP) “emitieron un comunicado en el que señalan la importancia de que se reactive el diálogo entre el gobierno británico y el argentino para solucionar la disputa por la soberanía de las Islas Malvinas.” Indican los exfuncionarios del gobierno español que reafirman la necesidad, a la mayor brevedad, de que ambos gobierno reinicien las negociaciones “tendientes a encontrar una pronta solución a la disputa de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espaciones marítimos colindantes.

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Kazajistán: Nuevo foco de tensiones militares en Asia Central

 

14 de enero de 2022

La República de Kazajistán se encuentra localizada en Asia Central. Tiene una superficie de 2,724,900 kilómetros cuadrados, lo que equivale a ser el noveno país más grande en el mundo. Representa básicamente el tamaño de Europa Occidental. El país es aproximadamente a 299.30 veces el tamaño de Puerto Rico. Colinda por el norte y una porción del oeste con la Federación Rusa; al sur con las repúblicas de Kirguistán, Uzbekistán y Turkmenistán; al oeste con el Mar Caspio y La Federación Rusa; y al este, con la República Popular China.

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6 de enero de 2021: A un año de la intentona de Golpe de Estado en los Estados Unidos

 

4 de enero  de 2022

En Puerto Rico, el día 6 de enero se celebra en Puerto Rico como el Día de los Reyes Magos. La celebración forma parte de la tradición que como pueblo latinoamericano y caribeño, nos llega del pasado colonial bajo España. La fecha forma parte del conjunto de festividades de la Navidad, teniendo gran arraigo en nuestro pueblo. Para los Estados Unidos esta fecha, particularmente aquel 6 de enero de 2021, tiene otro significado. Se trata del primer aniversario de la intentona golpista de un presidente que se negó a reconocer su derrota en las elecciones y pretendió imponer su voluntad a través de la convocatoria a sus seguidores para la toma por asalto de la sede del Congreso Federal, el Capitolio de los Estados Unidos.


 

Aquel 6 de enero de 2021 uno de los grupos partidarios del Donald Trump, bajo la consiga “Save America”, desde los predios cercanos a la Casa Blanca en el parque La Elipse, marcharon a través de la Avenida Pennsylvania hasta el Capitolio de los Estados Unidos. Otros manifestantes lo hicieron desde otras localidades también cercanas al edificio. Al llegar al área del Capitolio, violando los dispositivos de seguridad, interrumpieron una sesión conjunta de la Cámara y el Senado de los Estados Unidos. En ella se discutía el recuento del voto del colegio electoral y la posibilidad de certificar como ganador en las elecciones presidenciales de noviembre de 2020 al candidato demócrata Joe Biden. Frente a los predios del Capitolio, los manifestantes provocaron un enfrentamiento con los guardias de seguridad del complejo. En él, tanto algunos de los manifestantes como guardias de seguridad, hicieron uso de armas de fuego. El resultado fue cinco personas fallecidas y daños estimados en $1.5 millones. En el área fueron encontrados escondidos varios artefactos explosivos.

Enardecidos por la retórica de un presidente saliente, que incluso acusó a su vicepresidente de no haber hecho lo que debía para proteger al país y su constitución rechazando la confirmación de Joseph Biden, los manifestantes cruzaron la línea que separa el derecho a la expresión reconocido por la propia Constitución de los Estados Unidos en su Primera Enmienda, con una conducta sediciosa e insurreccional, definida claramente bajo las propias leyes estadounidenses, de terrorismo interno.

Se indica que las acciones de los manifestantes ese 6 de enero de 2021 fueron el primer asalto al Capitolio estadounidense desde que en 1814 los ingleses, durante la guerra de 1812, quemaran la estructura. Se indica, además, que para algunos observadores aliados de los Estados Unidos e integrantes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), los hechos constituyeron un intento de Golpe de Estado, fraguado por Donald Trump con el posible apoyo de organismos de seguridad de los Estados Unidos.

Desde 3 de noviembre  de 2020, fecha de las  pasadas elecciones presidenciales en los Estados Unidos, Donald Trump había catalogado de fraudulento el proceso electoral. Cuestionando su resultado,  llamó a sus seguidores a movilizarse y protestar el proceso de recuento de votos del colegio electoral. Días antes de los sucesos circulaban en  las redes sociales diferentes mensajes que apuntaban a la planificación por parte de los defensores del Trump de los actos que más adelante se desatan el día 6 de enero.

Conociendo de antemano la convocatoria a las protestas, la alcaldesa del Distrito de Columbia solicitó el 31 de diciembre la movilización de la Guardia Nacional. Ante su solicitud de 1,100 efectivos, si bien la petición fue aprobada por el Secretario de la Defensa interino, sólo fueron desplegados 340 soldados.

Como resultado de los sucesos desatados en el Capitolio, más de 700 personas fueron acusadas de distintos delitos asociados con la destrucción de propiedad pública, agresión a funcionarios del gobierno y entrada ilegal o no autorizada a áreas restringidas de la estructura.

Uno de los acusados de agredir a guardias de seguridad, lanzando una tabla de madera, rociándolos con un extintor y luego de agotar su contenido lanzándolo contra uno de ellos, fue condenado a 5 años  y tres meses de prisión. En una carta escrita a la jueza que le sentenció, Robert Palmer indicó que se sentía traicionado por Trump y sus aliados. Se quejó de que en un contexto en el que él era severamente castigado, sus líderes no estuvieran también en prisión.

Además de las investigaciones de las llamadas agencias de “ley y orden” de los Estados Unidos por los sucesos del 6 de enero, la Cámara de Representantes lleva también a cabo su propia investigación. Para esto designó un Panel bipartita compuesto por nueve miembros aunque con una clara mayoría demócrata. Si bien la Cámara no tiene facultades para sancionar penalmente a ninguna persona, sí tiene el derecho de iniciar, por conducto del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, procesos de desacato contra aquellas personas citadas que se nieguen a declarar. Al presente, tres pasados asesores de Donald Trump, su ex jefe de campaña; su ex jefe de gabinete y el ex ayudante del Fiscal General, han sido encontrados incursos en desacato.

En el proceso investigativo, la Cámara ha entrevistado más de 300 testigos y recogido cerca de 35 mil páginas de documentos. Se espera que en los primeros meses del año 2022 haga público el resultado de la investigación.

Hay quienes temen que los hallazgos y recomendaciones del Panel, por el carácter político del proceso, en el marco de elecciones de medio término puedan favorecer al Partido Republicano. De ocurrir lo anterior, con toda seguridad, su efecto también tendría impacto en las expectativas de Donald Trump de una candidatura a la presidencia de los Estados Unidos  de cara a las elecciones de 2024.

Sin embargo, sobre los sucesos del 6 de enero de 2021, no hay una postura monolítica en la representación republicana en el Congreso. De acuerdo con la congresista republicana por Wyoming, Liz Cheney, vicepresidenta del Panel investigador nombrado por la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, e hija del ex vicepresidente de los Estados Unidos Dick Cheny, “[E]l panorama completo saldrá a la luz, a pesar de las labores actuales del presidente Trump por ocultarlos.”

Kevin MaCarthy, por su parte, líder republicano en el Congreso,  aunque también ha coincidido con la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en que Trump, actuando como presidente, “incitó a la insurrección”; en lugar de un proceso de residencia, solicitó que la acción congresional se limitara a la aprobación de un voto de censura.

A Donald Trump le corresponde el deshonor de ser el primer presidente en la historia de los Estados Unidos contra el cual, bajo la Constitución federal, se ha iniciado un segundo proceso de residencia. El primer intento, ocurrió el 10 de diciembre de 2019 con la radicación por parte de Jerry Nalder, presidente del Comité Judicial de Congreso, de cargos donde se le imputó abuso de poder y obstrucción a las labores del Congreso. Se indicó en ellos que Trump había procurado del presidente de Ucrania, Vlodimir Zelenski, información para perjudicar a Hunter Biden, hijo de Joseph Biden, entonces su contendiente a la presidencia de los Estados Unidos.

El proceso de residencia  a Trump se desarrolló a partir de la votación en el Congreso de 232 votos a favor con 196 votos en contra, donde se determinó el comienzo de las vistas para residenciar al presidente a partir del 1 de noviembre de 2019. La solicitud, una vez aprobada por la Cámara, pasó a manos del Senado. Allí, luego de iniciado el proceso de residencia, con 52 a 48 votos en la primera acusación; y de 53 a 47 votos en la segunda acusación, quedó colgado el proceso contra Donald Trump.

El segundo proceso de residencia se inició bajo el liderato de Al Green luego de los sucesos acaecidos el 6 de enero de 2021. Este es el cuarto proceso de residencia iniciado contra un presidente de los Estados Unidos en la historia de este país. En este segundo intento de juicio político contra Donald Trump, la Cámara de Representantes votó una resolución para iniciar el proceso de residencia. Esta contó con 232 votos a favor y 197 votos en contra. En esta ocasión los cargos a Trump le imputan haber incitado a la insurrección o sedición ese día 6 de enero de 2021.

De acuerdo con la página electrónica de la redacción de BBC News Mundo del 13 de enero de 2021, la resolución aprobada por el Congreso imputa de manera específica a Donald Trump los siguientes cargos: (a) repetir “falsamente que los resultados de las elecciones presidenciales fueron fraudulentos y que no deberían ser aceptados por el pueblo estadounidense ni certificados por las autoridades estatales y federales”; (b) haber reiterado “las falsas alegaciones ante una multitud cerca de la Casa Blanca e, intencionadamente, hizo declaraciones a la muchedumbre que fomentaron, y previsiblemente resultaron en, acciones ilegales en el Capitolio”; (c) que integrantes “de la multitud, incitados por el presidente Trump, irrumpieron ilegalmente y cometieron actos vandálicos en el Capitolio, se involucraron en otros actos violentos, destructivos y sediciosos, incluida la muerte de un agente de las fuerzas de seguridad”; (d) que la “conducta del presidente Trump siguió a sus previos esfuerzos por subvertir o obstruir la certificación de la elección presidencial”; y (e) haber puesto “en grave peligro la seguridad de Estados Unidos y sus instituciones de gobierno, amenazó la integridad del sistema democrático, interfirió con el traspaso pacífico del poder y puso en peligro a una rama de gobierno equivalente.”

La resolución concluía, que el presidente Trump debía ser juzgado políticamente; que debía ser retirado de su cargo; y que debía ser descualificado para ostentar un cargo político futuro. De hecho, una de las consecuencias que establece la Enmienda XIV de la Constitución de los Estados Unidos en su Sección 3, es que quien participe de actos que conlleven insurrección o rebelión, o haya prestado ayuda o proporcionado protección a los enemigos de los Estados Unidos, no podrá ser senador, representante en el Congreso, ni compromisario para elegir al Presidente y Vicepresidente, ni desempeñar cargo civil o militar alguno bajo la autoridad de los Estados Unidos o cualquier estado de la Unión.

La respuesta al inicio del procedimiento político de residencia por parte del Congreso con mayoría demócrata fue descrito por Trump como una “cacería de brujas”.

El proceso de residencia no corrió con la celeridad que el momento imponía. Ya para el 20 de enero de 2021, desde el punto de vista de su ejercicio como presidente de los Estados Unidos, Donald Trump era sencillamente historia. Ese día, su sucesor Joseph Biden juraría como nuevo presidente de los Estados Unidos.

Este factor, sin embargo, no anula en sí mismo un proceso de residencia, aunque presenta algunas dificultades. Si bien el proceso contra Trump por los sucesos del 6 de enero puede seguir desarrollando su curso más allá de la terminación de su mandato, lo que de lograrse los votos requeridos le impediría aspirar a cualquier cargo público en el gobierno de los Estados Unidos para las elecciones de 2024; se encuentra el factor político. Nos referimos a la realidad de un Senado donde apenas con el voto de la Vicepresidenta de los Estados Unidos como presidenta del Senado, se rompe el empate entre demócratas y republicanos. La Constitución requiere, para residenciar en este caso a Trump, al menos dos terceras partes de los votos de los integrantes del cuerpo. Esto significaría que al menos 17 senadores republicanos tendrían que cruzar la línea partidista para los demócratas conseguir el número de votos necesarios.

Por esta dificultad es que suponemos, la Cámara de Representantes tomó otra iniciativa, la de un Informe que políticamente rinda el fruto necesario para descartar una futura candidatura del Donald Trump a un puesto electivo.

Un escrito publicado por la página electrónica The Globe and Mail el 2 de enero de 2022, bajo la firma de Thomas Homer Dixon, titulada The American polity is cracked, and might collapse. Canada must prepare, comienza señalando que “para 2025 la democracia americana podría colapsar, causando una inestabilidad política doméstica, incluyendo el esparcimiento de la violencia civil. Para 2030, si no antes, el país podría ser gobernado por una dictadura del ala derecha.”

Entre los datos que resalta el autor se encuentran: (a) que los Estados Unidos se torna cada vez más ingobernable, por lo que expertos creen que podría llegar a una guerra civil; (b) la polarización ideológica entre sectores de derecha e izquierda; (c) la existencia de un culto a la personalidad de Donald Trump, donde éste se proyecta como verdadero patriota y como la persona capaz de defender los valores estadounidenses contra los traidores demócratas; (d) el hecho de que el 70% de los republicanos consideran que les robaron las elecciones de 2020, lo que incluye según las encuestas entre 20 y 30 millones de estadounidenses; (e) el movimiento de los electores considerados “independientes” en las próximas elecciones de medio término al voto por los candidatos republicanos, lo que permitiría a dicho partido el control de la Cámara de Representantes y el Senado; (f) alcanzar en 2022 dicho control, será el punto de partida para el regreso de Trump a la presidencia de los Estados Unidos en 2024.

Como parte del esquema de la derecha política en los Estados Unidos se encuentra, además, el esfuerzo de los sectores conservadores, supremacistas blancos, fundamentalistas religiosos y partidarios de las políticas anti inmigrantes, ubicados mayormente en el Partido Republicano, dirigidos a obtener el control de los gobiernos y legislaturas estatales.

Indica Homer-Dixon que un segundo término de Trump en la presidencia de los Estados Unidos, llevaría a marginar el liberalismo en los Estados Unidos y a colocar en un plano superior las corrientes de extrema derecha de grupos religiosos, vigilantes y paramilitares. En un país donde hay más de 400 millones de armas de fuego en poder de sus ciudadanos, y donde se propaga la “doctrina de línea dura en materia de seguridad”, se fortalecería el autoritarismo en la sociedad.

Como indicamos, el próximo mes de noviembre se llevarán a cabo las elecciones de medio término en los Estados Unidos. En ellas todas las posiciones al Congreso estarán sujetas a votación, como también una tercera parte de los integrantes del Senado. Existen serias dudas de si los demócratas retendrán la mayoría en el Congreso  o los escaños que actualmente tienen en el Senado. De lo anterior de deduce que el resultado de esta elección de medio término nos dirá algo en relación al posicionamiento de Donald Trump y el Partido Republicano para las elecciones presidenciales de 2024.

De ocurrir, como indica el autor citado, la llamada “democracia americana podría colapsar” y el país podría ser arropado por una dictadura de derecha.

   

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