El “amigo” del título de esta columna no es un recurso retórico. La amistad se da cuando en un espacio común se desarrollan afectos. Por varios años fuimos vecinos y viendo el crecimiento de los trillizos y tu relación con Lucé creció una relación de amistad que debe ir por encima de nuestras profundas diferencias ideológicas. Sé que eres una buena persona. Pero una vez me dijo sor Isolina Ferré en una actividad donde se reconocía su labor con los jóvenes de la Playa de Ponce: “Son muchachos buenos que hacen cosas incorrectas”.
La combinación de tu ideología republicana neoliberal, la incapacidad de aquéllos a los que les has encomendado grandes responsabilidades y el fanatismo de los que han entendido el mandado electoral como un repartirse el bizcocho del país como les dé la gana, ha producido un desastre social opuesto al cambio prometido. El sábado, mucha gente, dentro y fuera del Estadio Centroamericano y del Caribe te harán saber su disgusto convirtiéndose en “buu-buu-selas” humanas. Tómalo personal y reflexiona sobre su significado.

Yo personalmente no te abuchearía, por la amistad y porque tengo formas de expresar mi frustración con lo que está sucediendo en el país a través de una columna como ésta, de mi programa de televisión, con intervenciones radiales y con las parodias que escribo para Los Rayos Gamma. Pero el pueblo no tiene forma de sacarse ese sentido de impotencia y puedo entender que lo expresen tal y como lo hicieron con Carlos Romero Barceló en los Panamericanos de 1979.

Puedo entender que lo hagan los residentes de las comunidades especiales a quienes se les ha desmantelado sus proyectos, encaminados a apoderarlos con la autogestión, combatiendo la dependencia gubernamental y el paternalismo político.

Puedo entender que lo hagan los miembros de las veinte mil familias que se han quedado sin una fuente de trabajo luego de haber confiado en tu promesa de que no botarías a nadie de sus trabajos en el Gobierno.

Puedo entender que lo hagan los abogados a quienes se le atacó su colegio y quienes ven el Tribunal Supremo convertido en un comité del PNP.

Puedo entender que lo hagan defensores del ambiente que han visto cómo se vulnera la protección al Corredor Ecológico del Noreste y la Zona del Karso, exponiendo nuestros limitados recursos ambientales al peligro del desarrollo indiscriminado no planificado.

Puedo entender que lo hagan los maestros que cada día se sacrifican por tratar de educar a nuestros niños y ven que al Departamento de Educación se nombran personas incapacitadas para dirigirlo.

Puedo entender que lo hagan las minorías políticas a las que se les pisotea sus derechos, ya sea en la Legislatura, cuando no se les permite votar ni expresarse, o en la calle, cuando se les criminaliza por creer en determinada ideología política.

Puedo entender que lo hagan los periodistas a los que se macanea y se les rocía gas pimienta mientras ejercen su labor.

Puedo entender que lo hagan los estudiantes y sus familiares que han visto los abusos cometidos por la Policía en la huelga universitaria, en la protesta en el Hotel Sheraton y en el Capitolio.

Puedo entender que lo hagan los académicos, avergonzados por la administración de la Universidad de Puerto Rico, con una presidenta de la Junta de Síndicos vengativa y un presidente inepto.

Puedo entender que lo haga un pueblo asqueado que ve su legislatura llena de los Chuchin Soto de la vida. Y podría seguir la lista, pero se me acaba el espacio.

Tu mentor, Pedro Rosselló, dijo una vez que si implementabas (sic) tu programa de Gobierno se iba a producir una explosión social. Lo estamos viendo. Tu compañero de papeleta, Pedro Pierluisi, ha sentido la necesidad de distanciarse de muchas de tus posturas. Una reciente encuesta dice que el porcentaje de tu popularidad ha descendido a niveles nunca experimentados por un gobernador de Puerto Rico.

Hace dos años recibí una gran alegría cuando entré donde me celebraban el cumpleaños y te vi junto a Lucé. Este año, ese día 18 de julio, celebraré mi cumpleaños junto al pueblo en la marcha que se ha convocado para protestar por todas las razones anteriores.

Ojalá que las “buu-buu-selas” del 17 y la marcha del 18 te hagan reflexionar, querido amigo.